Desde que en 1963 el Liverpool adoptó el ‘You’ll Never Walk Alone’ como himno, esta canción se ha convertido en una de las mayores insignias del club de Merseyside. Se puede asegurar que pocas canciones retratan tan bien el sentir de una comunidad.
‘You’ll Never Walk Alone’ es una canción de esperanza, una canción que invita a seguir con nuestros sueños a pesar de las adversidades y a no rendirnos nunca. Y eso es lo que ha hecho el Liverpool durante todos estos años.
La segunda estrofa de la canción comienza con estas dos frases: “At the end of a storm, there’s a golden sky”, y no se me ocurre una mejor analogía para definir, de una forma tan simple, lo que han sido estos últimos 30 años para el conjunto de Anfield. Una oscura tormenta que cuando cesó nos dejó ver un cielo impresionante.
La tormenta comenzó en 1990, cuando Alan Hansen levantó el decimoctavo título liguero de los Reds y, aunque los aficionados no lo sabían, iba a ser el broche final a una etapa dorada de 15 años en la que el Liverpool había ganado 10 ligas y 4 Copas de Europa, entre otros títulos.
Los 30 años siguientes fueron de oscuridad. Tres décadas en las que el Liverpool vio como la máxima categoría inglesa cambiaba de nombre, como el Manchester United lo superaba en títulos ligueros de la mano de Alex Ferguson, como los nuevos ricos de la Premier conseguían ganar el torneo antes que ellos o como un resbalón de su máxima leyenda los alejaba de su primera Premier League. Incluso observó como, en 2016, un Leicester City que casi desciende la campaña anterior se proclamaba campeón ante la sorpresa del mundo del fútbol.
El Liverpool, durante esos años, vio como su estatus de potencia mundial iba disminuyendo y como, poco a poco, se convertía en el hazmerreir del resto de los aficionados ingleses. Sus estrellas se marchaban del club en busca de trofeos, mientras que futbolistas de ‘medio pelo’ llegaban a Anfield. Incluso, en 2010 el club estuvo cercano a la bancarrota.
Los rayos de sol comenzaron a aparecer entre las nubes cuando Jürgen Klopp aterrizó en el banquillo del club de Merseyside en 2015. En estos 5 años, el técnico alemán llevó a cabo su pequeña revolución. Cambió la manera de trabajar que había en el club, vendió a los jugadores en los que no creía, cambió la mentalidad de los que ya estaban y trajo a otros nuevos que suponían un gran salto de calidad. Pero lo más importante, consiguió que la gente de Anfield volviera a creer en sus muchachos.
La evolución estaba a la vista. Una final de Copa de la Liga, una de Europa League y otra de Champions. Se afianzaban los cimientos de lo que estaba por venir. 2019 fue un año crucial para el Liverpool. Tercera mejor marca histórica en liga (con 97 puntos), Champions League, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes. Pero todavía quedaba pendiente lo más importante: ser campeones de la Premier League.
Y ese momento tan deseado llegó esta temporada. El Liverpool se superó a si mismo y nos dejó una actuación para el recuerdo. La de un equipo que parecía imbatible (lo fue hasta el último día de febrero) y que con mano de hierro se quedó con la máxima categoría del fútbol inglés, batiendo el récord de campeón en menos jornadas y dejando actuaciones para el recuerdo.
Los años de sufrimiento y oscuridad se acabaron y como dice el ‘You’ll Never Walk Alone’, ahora en Liverpool son tiempos en los que luce un cielo dorado y se escucha el canto de una alondra.
✍️ Alex Cortón
🗓️ (04/07/2020)